¿Recuerdas que hace algunos artículos atrás trabajamos una herramienta para practicar tu flexibilidad mental? Bueno, hoy traemos la segunda parte de estos ejercicios.
Cuando logras enfocarte en tu experiencia, en el presente y de regresar a ella cuando sientes que te has alejado, has aprendido habilidades de flexibilidad atencional, cognitiva y emocional. Trabajar y aprender estas habilidades te ayudan a desengancharte de pensamientos, sentimientos, recuerdos y sensaciones en los momentos que lo necesites.
Trabajar estas habilidades es bastante sencillo ya que no requieren de mucho tiempo, una forma excelente de comenzar es seguir estos dos pasos sencillos:
Elige una actividad
Hazlo a una velocidad media (ni tan rápido, ni tan lento)
Reducir la velocidad al momento de realizar alguna actividad, es una práctica útil que permite enseñarte habilidades que poco a poco pueden ir cambiando, y que son importantes para la salud mental y conductual.
¿Cómo pasarlo a la vida diaria?
Una opción viable sería al momento de tomar un baño, entra a la regadera como si te movieras en cámara lenta, gira la llave. Siente como caen las gotas de agua en tu piel y el cambio de temperatura. Después toma la botella de shampoo, toma la cantidad necesaria y masajea lentamente el shampoo en tu cuerpo.
Esto puedes realizarlo con diferentes actividades, mientras te vistes, cuando salgas a caminar, al momento de hacer tu rutina para dormir, etc. Posiblemente tengas una duda ¿Y esto en qué ayuda? Cuando realizas una actividad en cámara lenta lo que sucede es que automáticamente notas más facetas de tu experiencia, con mayor riqueza y complejidad incluso en las acciones más simples.
Posiblemente cuando estés realizando la actividad, querrás moverte más rápido y tal vez surjan pensamientos cómo: “Esto es tonto”, “Para qué estoy haciendo esto”, “Esto no está funcionando”, cuando notas estos impulsos y pensamientos y continúas moviéndote en cámara lenta estas practicando habilidades de aceptación y desactivación del impacto conductual automático de los pensamientos.
Esta actividad puedes hacerla durante 30 segundos, 1 minuto, el tiempo que consideres necesario, es tu elección. Al hacerlo aprenderás a traer la atención a tu experiencia presente y a practicar un conjunto de habilidades necesarias para desenredarte de pensamientos y emociones difíciles.
Cuando tengas una sensación de estar atrapada (o) observa lo que estas haciendo y vuelve a concentrarte en el aquí y en el ahora.
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