Tómate un momento para pensar en la forma que tiene tu cuerpo, si quieres puedes cerrar los ojos e imaginar cómo te ves. Ahora te invito a reflexionar, ¿cómo te sientes con la manera en que te percibiste (tu altura, tu peso, la forma de tu cuerpo, etc.)? Eso que visualizaste es tu imagen corporal y abarca lo que crees de tu propia apariencia y la forma en que te sientes al respecto.
Es importante resaltar, que la imagen corporal puede llegar a ser diferente de la apariencia física real, pues involucra valoraciones y actitudes que influyen en esa percepción. Para explicarte un poco más, me gustaría compararla con los lentes.
Cuando usas lentes, comienzas a ver las cosas a tu alrededor de forma diferente. Si te pones unos con mucho aumento, puede que veas borroso; si te pones unos para leer, verás las letras más grandes o si te pones unos de sol, verás todo más oscuro. Eso no significa que la realidad haya cambiado, simplemente la estás viendo de manera diferente.
Lo mismo sucede con la imagen corporal; a veces las personas se ponen lentes y llegan a verse de forma diferente de cómo son realmente. Por ejemplo, ¿te ha pasado que una amiga te dice que está gorda y en realidad tú la ves con un peso normal? Lo que puede estar sucediendo, es que tu amiga esté usando unos lentes amplificadores que la hagan verse más grande de lo que es. Estos lentes se crearon a partir de emociones, recuerdos o creencias sobre su cuerpo que han ido modificando la forma en la que se percibe.
Cuando una persona comienza a verse a través de lentes, se empieza a percibir de una forma distorsionada. Por lo tanto, la manera en que se sentirá con su cuerpo no será satisfactoria. Es así como se formará un círculo vicioso, pues los lentes empiezan a tener más aumento, lo cual hace que la persona se sienta peor y peor con su cuerpo. A esto se le llama distorsión de la imagen corporal y es muy común entre los adolescentes, jóvenes e incluso adultos.
Es importante mencionar que la única forma de modificar esas distorsiones es quitándose los lentes y viéndose de forma real. Eso podría sonar fácil, pero en realidad se trata de unos lentes que no se ven, que están compuestos de emociones y pensamientos que no son sencillos de detectar. Por lo tanto, la mejor opción para lograrlo es buscando ayuda profesional. Si sientes que te estás viendo de forma diferente a como eres realmente y no sabes qué hacer al respecto, recuerda que existe una solución. ¡Elige verte bien, sin lentes de aumento!
María Linares
Photo by Ron Lach
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