Y de la nada llegan esos días. Días en los que odias a todos desde que despiertas.
Despiertas cansada, harta y fastidiada sin razón aparente.
Habrá quien diga "pero lo tienes todo, por qué estás así?" Y eso sólo me hace enfurecer más. Pues porque quiero, pienso de forma irónica, pues a quien le gusta estar odiando a todos.
A veces hago trampa y le echó la culpa al síndrome pre menstrual, me funciona unos días, pero no siempre.
Después me doy cuenta que estoy frustrada, muy frustrada con mi realidad de hoy y me pongo a llorar.
Tengo un novio increíble, mi hija es súper amorosa, mi familia me quiere, pero estoy triste pese a ello y sólo quiero irme a mi cama y olvidarme de todo.
Pero ese "todo" me persigue hasta debajo de las cobijas.
Lo acepto, no me gusta mi trabajo, me frustra mucho, pero tampoco hago algo al respecto. Hoy por ejemplo busque mi CV actualizado por todas partes, perdí el día en vez de editar el que tengo. "Mañana lo arreglo, hoy ya estoy muy cansada" y así postergo algo que podría hacerme sentir un poco más tranquila.
Pensar que mañana cuando despierte despertaré enojada por tener que trabajar en algo que no me gusta y hoy no hice nada.
Dejar pasar el tiempo no soluciona nada, preserva y prolonga el malestar.
Es difícil tomar la decisión y empezar a hacer acciones, moverse pues. Prometo que mañana lo intentaré, hoy me siento cansada y tengo mucho odio en mi ser.
Sé que intentar es vivir, es sanar, es crecer y fortalecerse. Cada día es una buena oportunidad de intentar algo nuevo y diferente.
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