Estoy en el mismo café en el que escribí las primeras páginas de este diario, con un clima casi igual al de ahorita. Aquella vez era verano, ahora es primavera. Se disfruta el aire libre.
Estoy de viaje de nuevo. Rima y yo logramos que se recuperara al punto de poder viajar, que además se fuera adaptando poco a poco a situaciones más diversas, para asegurarnos, y sobre todo estar segura yo, de que aguantaría un viaje así. Estoy en Berlín, donde están la mayoría de mis amigos y la vida es más similar a la que me gusta y estoy acostumbrada. Hoy agradezco haber recuperado la libertad de viajar y estar pasando una temporada acá.
Es extraño porque una cosa que me daba mucha seguridad en casa era la rutina, y ahora todo eso se transformó. Acá salgo por las noches, me tomo una que otra copa, veo a amigos y hago nuevos conocidos. Hoy iré con una amiga a un bar gay. Yo soy bisexual y el ambiente de Berlín es ideal para todos los tipos de géneros, por eso también me siento más libre. Lo mejor de los martes en ese bar gay es que es día de solo chicas. Ya les contaré de la experiencia. Extraño muchísimo esto: las salidas, la libertad. Yo soy de la Ciudad de México; allá también lo tenía, pero llevo cinco años en un pueblo en Alemania, y pues qué les puedo decir... pueblo realmente.
Ahora que tengo toda esta libertad también me vienen nuevas angustias, porque ante la posibilidad de decidir está el temor de estar decidiendo bien. Ayer, casi cedo a una invitación de fiesta cuando ya estaba a punto de meterme a la cama, agotada por los días anteriores. El chico que me invitaba es ese chico que, como les he platicado, me ha costado tanto trabajo superar. No cedí... no quise entrar en un juego y tampoco quise cruzar mis límites; necesitaba descansar. Ya veré si lo veo mientras estoy acá en otra ocasión. Pero bueno, esta es otra de las cosas que se mueven en mi visita a Berlín: así las nuevas ansiedades y las nuevas libertades.
Además, tengo trabajo a distancia porque me contrataron para un puesto de medio tiempo en la uni de mi pueblo. Y sigo en la búsqueda de trabajo, pero también en esto hay buenas noticias: ya pasé a la segunda etapa de tres etapas de entrevistas en un puesto que me interesa mucho. ¡Crucen changuitos conmigo! Espero lograrlo también. Así la vida, así mis relatos. Con las estaciones surgen siempre cambios, y volvemos también a lugares añorados. Ha sido lindo... pero estoy muy, muy cansada... ya no tengo la energía de los 17 años.
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