Todo se ha movido, y más rápido de lo que esperaba. Escribo esto mientras mi perrita, que se enfermó hace unos meses, ¿recuerdan?, avienta una pata sobre mi mano, la pata trasera, a forma de abrazo. Duerme profunda y plácidamente. Hay algo en ella que sabe que todo va a estar bien. Para los perros es fácil confirmar que todo va a estar bien, casi siempre les basta sólo con tener a su amigo humano cerca. Ahí descansan plácidamente. Para mí, es casi inexplicable que ella haya llegado tan lejos y tenga incluso mejor estado de salud que hace unos meses; agradezco esto enormemente.
Un amigo me acaba de ofrecer departamento en Berlín, mis caseros aprobaron que subarrendara el mío y entonces estoy en medio de hacer una pequeña mudanza, que debo lograr en dos semanas. Eso junto con el trabajo y trámites relacionados a mi residencia, conseguir a alguien que rente mi departamento, reconstruir mi vida, mi rutina, seguir con la búsqueda de trabajo…
Hace un par de días tuve la tercera entrevista para un puesto de trabajo; es la última etapa y, si la paso, estoy contratada. Espero que se dé. Igual me dijeron que me darían respuesta en el rango de un mes, así que mientras yo tendré que seguir mis búsquedas.
Todo se mueve. Lo único que no se mueve es lo imposible: que aquel que quise que me quisiera me quiera. Lo demás sí se mueve.
Estoy ahora formando una relación linda con dos personas distintas. Una chica por un lado y un chico por otro. Ella me gusta mucho y me mueve mucho el tapete... pero es complejo, la distancia por ahora no permite tanto saber a dónde va todo. La extraño, me dan ganas de verla y pasar días con ella. Con él va más lenta la cosa —y está bien. A los dos ya los veré cuando esté en Berlín y ya veremos si avanza algo o no.
A estos “ligues” los conocí por una app. Las apps... qué compleja la actualidad: se forman disque vínculos rapidísimo y así también se diluyen; y, de alguna manera, nosotros como humanos nos tenemos que adaptar a esto. Querer en un instante, soltar en el que sigue. Todo se mueve.
Hoy, mientras paseaba en el bosque, me volvieron a decir que me veía “más delgada”. Me quedo pensando en lo complejo que es recibir ese tipo de comentarios cuando tienes un TCA. He aprendido a esquivarlos y a no verlos como ni bueno ni malo, enfocarme en saber que estoy comiendo bien y tengo buena salud, y dejarlos pasar lo más pronto posible. Qué difícil es que la gente note esto tanto, ¿cómo es que tienen un medidor en los ojos? A veces este medidor parece incluso mejor que el de una misma; yo nunca sabría cuánto peso, ni cuánto he cambiado. En fin, así la vida que sigue. Rima, mi perrita, que sigue, los planes que siguen, y así, todo lo que se mueve. Espero poder hacer más música. Dentro de todo lo que se mueve, eso es lo que más extraño... y me da miedo perder mi conexión con los instrumentos. Pero ya estuve tocando: ayer piano, hoy guitarra, y parece que no me odian por haberlos abandonado. Algún día quiero lograr tocar en vivo, formar una banda, cosas así. Aún no tengo todas las habilidades necesarias para eso; espero lograrlo: algún día les contaré.
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