Imagina a dos amigas, Elena y Luz, arreglándose para una fiesta que tendrán en la noche; ellas están viendo cómo se ven el espejo. Elena le pregunta a su amiga: “¿Me veo gorda con esta falda? Como que mis caderas se ensanchan”. Luz le responde: “Estás super flaca, ¡qué dices! Yo soy la que me veo gorda con este vestido, ya me urge ir al gym”. Luego, siguieron comentando: “Si tú estás super bien”; “Claro que no, ve mi abdomen, no está para nada plano”; “Ve el mío, está peor”; “Agh, necesito ponerme a dieta, ya esto me aprieta” “Yo igual, neta mañana empezamos” … ¿Te sonó familiar esta historia? En realidad, para Elena y Luz, este tipo de conversaciones son bastante frecuentes en su vida diaria, ¿qué tan cotidianas son para ti?
A este tipo de pláticas se les llama “fat talk” y consisten en conversar sobre la apariencia personal, centrándose en partes específicas del cuerpo de forma negativa y crítica. Estas conversaciones pueden incluir declaraciones sobre querer cambiar el propio cuerpo a través del ejercicio o cambios en la dieta, llegando a planificar qué cosas evitar y cuales sí comer. Por lo tanto, no resultaría extraño escucharlas en un gimnasio, en la playa o en tiendas de ropa; pues son lugares donde el cuerpo es un foco significativo.
A partir de lo mencionado, yo te pregunto ¿en qué lugares o situaciones sueles realizar “fat talk”? Seguramente habrá momentos específicos en los que surjan conversaciones de tu cuerpo con más facilidad. Piensa en esas situaciones y recuerda: ¿qué partes de tu cuerpo son las que más criticas? ¿con qué personas platicas de esto? ¿con tu mamá, tus amigas, tu novio, tus hermanos…?
Habiendo reflexionado sobre el dónde y el cuándo sueles quejarte sobre tu cuerpo, te invito a preguntarte, ¿cómo eso te hace sentir? Quizá en primera instancia pienses que es liberador, pues podría ser una forma de desahogar eso que sientes y que una persona te diga que no estás tan mal como crees. Sin embargo, las consecuencias del “fat talk” no son tan positivas como podrías pensar. Al enfocarse en aspectos negativos de la imagen corporal, provocan un estado de ánimo bajo, insatisfacción corporal, ansiedad y otras emociones negativas.
De igual forma, contribuyen a que la persona se empeñe en cambiar aquellas partes del cuerpo que le desagradan, olvidándose de lo positivo que tiene. Por lo tanto, podría estar basando su autoestima en la apariencia, dejando atrás valores importantes que tiene por ser humano. Aunado a esto, la persona podría internalizar un ideal corporal difícil de conseguir, llegando a involucrarse en conductas no saludables como ejercicio excesivo y patrones alimentarios de riesgo, que podrían llevar a un trastorno alimentario.
Después de ver las consecuencias, tal vez te preguntes qué puedes hacer para evitar “fat talk”. La respuesta es sencilla, trata de observar lo positivo de tu persona y aceptarte tal cual eres. En lugar de enfocarte en partes específicas de ti, busca verte completa y te darás cuenta de la diferencia. Tal como mencionó Luis L. Hay: “Probablemente te has criticado por años y no ha funcionado. Intenta aprobarte y mira qué pasa.”
María Linares
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