Conforme va avanzando el año pueden ir ocurriendo dos cosas; la primera es que las metas y los propósitos que se plantearon cambian por razones externas, o que poco a poco se van dejando de lado hasta que no se recuerdan cuáles eran los propósitos iniciales.
Parte de ser flexibles es ir aceptando el cambio y lo que éste trae consigo, sin embargo, en esta flexibilidad se puede perder el enfoque sobre como ir trabajando las metas, los objetivos o los propósitos que se plantearon.
Hoy trabajaremos un ejercicio para la observación y reflexión acerca de cómo estás empleando o desarrollando tus metas y propósitos.
Primero es importante que escribas en alguna libreta cada meta que quieres trabajar. Esto te dará claridad y podrás profundizar en cada una.
Identifica cual es tu meta y pregúntate ¿Qué quieres conseguir?. Después aterriza ¿Qué esta pasando con esta meta que sientes que no estás trabajándola?
Cómo segundo paso, cuestiona ¿Cómo lo has intentado alcanzar? ¿Qué consideras que sí has hecho y qué no has hecho para alcanzar tu meta?
Finalmente reflexiona ¿Cómo te ha ido en estos intentos? ¿Qué expectativas tienes acerca de ellos? Trata de centrarte en tu experiencia, en cómo te sientes y como has vivido cada uno de estos intentos.
Con estas preguntas podrás mirar un poco más a profundidad la dirección en la que estas planteando tus metas y sobre todo cual es el desarrollo y el seguimiento que les estas dando, siempre recordándote que todo es un proceso, así que sé paciente contigo y avanza poco a poco conforme lo vayas necesitando. A veces dar pasos pequeños consistentes son más saludables a dar pasos largos que pueden tambalearse fácilmente.
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