Para las mamás y papás no hay nada que nos motive más que la idea de ver a nuestros hijos crecer, desarrollarse y en algún momento volar y cumplir sus sueños. Sé que nuestra intención siempre es darles lo mejor, pero como mamá, también estoy consciente de lo importante que es cuestionar nuestras creencias, no sólo por nuestro propio crecimiento, sino por ayudar a que nuestros hijos tengan más habilidades que les permitan enfrentar las pruebas de la vida.
Tengo muy claro que matemáticas, química y física son cosas que aprenderán en la escuela, pero ¿dónde o quién les enseña amor propio? ¿Por qué si nadie nace odiando su cuerpo, el 95% de las mujeres lo hacemos? ¿Qué mensaje le estoy dando a mi hijo si yo me la vivo a dieta? ¿Qué está aprendiendo cuando critico el cuerpo de alguien que pasó en la calle? ¿Cómo quiero que se sienta si solo digo que alguien es bonit@ si está flac@?
Quizás no hay respuestas únicas y es un tema multifactorial, donde inciden los amigos, la escuela, la sociedad y la familia. Lo que sí sé, es el gran ejemplo que somos para nuestros hijos. Sí sé que, si lo común es que nosotros nos quejemos de nuestro cuerpo, pronto ellos aprenderán que así debe de ser y que está bien buscar cualquier camino para modificarlo. Sí sé que, si nos la vivimos a dieta, el día de mañana que ellos lo hagan será más difícil para nosotros identificar una situación de salud más compleja. Si sé que, si sólo hacemos ejercicio para bajar de peso, jamás aprenderán todos los beneficios que tiene esto en sus vidas. Sí sé que hablar de su cuerpo, lastimamos su autoestima y confianza en ellos mismos. Sí sé que, aunque los Trastornos de la conducta alimentaria tienen un factor genético, empiezan con una dieta restrictiva.
¿De qué sirve que sepan mucho de matemáticas, química y física si no confían en ellos? ¿De qué sirve que tengan sueños si toda su energía está puesta en modificar su cuerpo porque nunca es suficiente? ¿De qué sirve que les hablemos de salud si dejar de comer y hacer ejercicio no tiene nada que ver con eso?
Quizás hay muchas cosas que aún no sé, pero sí sé que mis hijos me ven y que por ellos tengo que dejar las ideas que algún día me sirvieron pero que ya no sirven más.
Tania Rodríguez
Photo by cottonbro studio
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