Con una orientación adecuada sobre los TCA en los niños se puede evitar el progreso de este, e incluso, evitar situaciones graves. Los TCA en los niños surgen normalmente entre los 0-6 años y aproximadamente un 20-30% de los niños presentan síntomas de TCA de los cuales entre el 1% y 5% tienen diagnóstico.
Notar ciertas conductas de los niños puede ayudar a entender la situación en la que se encuentra. Algunas de las conductas alarma son:
Rechazo al alimento: puede ser global o selectivo
Fijación por los alimentos
Rechazo total de alimentos tras eventos desencadenantes
Alimentación forzada
Náuseas antes de comer
También hay síntomas orgánicos que nos indican una posible aparición de un TCA, como; dolor durante la alimentación, tos, vómitos, aumento o disminución de peso de manera irregular, etc.
Durante el progreso de un TCA intervienen factores genéticos, biológicos, emocionales y ambientales y su interacción positiva o negativa afecta directamente al ciclo de hambre y saciedad del niño. Entender los distintos factores de riesgo y de protección puede ser útiles para influir de manera positiva en los factores que intervienen en el progreso de un TCA.
Factores de protección: Estilo de educación asertiva (padres que guían al niño con límites sin llegar a ser controladores y de una manera sensible y afectiva), unión familiar, ambiente afectivo, diálogo, apego, etc.
Factores de riesgo: Estilo de educación controlador (guiado por un sentido de control estricto sobre el niño), un estilo de educación permisivo (cuando el niño hace lo que quiere sin ningún límite) y un estilo de educación negligente (cuando no hay responsabilidad por parte de los padres y se olvidan de las necesidades físicas y emocionales del niño), mala relación con la alimentación de la madre o el padre, predisposición genética, ausencia de lactancia materna en los primeros meses de vida, historia familiar de ansiedad o TCA, introducción de alimentos sólidos retrasada, etc.
Por último, les compartimos las clasificaciones de los TCA en infantes, entre las que encontramos:
Pica: ingestión constante de sustancias no nutritivas y no alimentarias.
Rumiación: se caracteriza por regurgitación repetida de alimentos.
Trastorno de evitación/restricción: falta de interés por comer y/o evitar alimentos específicos.
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Foto de Ksenia Chernaya en Pexels
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